Los refugios de Guatemala se ven desbordados debido a la rápida deportación de cientos de niños migrantes desde Estados Unidos bajo una nueva política migratoria de la Administración Trump, introducida en marzo pasado con el alegato de frenar la propagación del nuevo coronavirus.
Las pruebas del covid-19 y la capacidad de alojamiento en los refugios guatemaltecos están al límite, a medida que va creciendo el número de menores expulsados de EE.UU. y trasladados de regreso a sus países de origen. Sin embargo, no todos ellos tienen la oportunidad de volver a casa, impedidos por el maltrato doméstico y la violencia pandillera, informa Reuters.
"El covid-19 ha comprometido ahora aún más los servicios de protección infantil, que ya estaban sobrecargados y con pocos recursos. Así que es un desafío brindar a los niños vulnerables el apoyo y la protección que necesitan", señaló el portavoz de UNICEF, Christopher Tidey, citado por la agencia.
El pasado 21 de marzo, el presidente Donald Trump implementó nuevas reglas fronterizas que, con el objetivo declarado de evitar la propagación del coronavirus, eliminaron las prácticas destinadas a proteger a los menores del tráfico de personas y ofrecerles la oportunidad de solicitar asilo ante un tribunal. El nuevo régimen permite expulsar rápidamente a quienes ingresen de forma ilegal, sin procedimientos de inmigración.
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